El patrimonio de la vestimenta genera un gran interés en Argelia. Usados por las mujeres en ocasiones festivas, los caftanes, karakous, melhafas y otros serwals son el resultado de una mezcla cultural que se extiende a lo largo de varios siglos. La preservación de este patrimonio inmaterial a través de la formación en técnicas de confección es el corazón del Festival del traje tradicional argelino.

Ataviada con su karakou de satén violeta, Naïma Boukabraine camina con orgullo por los pasillos del Palacio de los Raïs. En este mes de julio, esta obra de defensa de Argel construida durante la era otomana acoge la 6e edición del Festival del traje tradicional argelino. Profesora jubilada, Naïma Boukabraine enseñó durante mucho tiempo las técnicas del bordado argelino. Para ella, no hay realmente retiro ya que sigue transmitiendo sus conocimientos. « El bordado argelino es un arte reconocido en todo el mundo, debemos enseñarlo a las nuevas generaciones. No es fácil, ya que hay poco interés en todos los oficios artesanales. Por lo tanto, es nuestra responsabilidad formar a los jóvenes destacando las ventajas de dominar estas técnicas, sobre todo porque la demanda es alta », explica.
Faïza Riache, directora del Palais des Raïs y comisaria de este festival, considera que la formación «es sin duda el aspecto más importante, ya que es el eje principal de la transmisión de este saber ancestral». "Para esta sexta edición dedicada al bordado argelino, hemos creado un taller para niños para que tengan un primer contacto con el hilo, la aguja y la tela. Por supuesto, esta actividad durará solo unos días, durante el tiempo del festival. Debemos avanzar hacia un marco sostenible. Para ello, presentaremos recomendaciones al Ministerio de Cultura para que los oficios de la confección artesanal se incluyan en los programas de formación profesional. También propondremos que estas técnicas sean elevadas al rango de arte nacional. Todas estas acciones tienen como objetivo poner en valor la identidad y la cultura argelina", señala Faïza Riache.
Capital de la moda mediterránea

El desarrollo del patrimonio de la vestimenta en el Magreb, especialmente en Argelia, es el resultado de mezclas culturales que se remontan a la antigüedad. La melhafa, una pieza de tela de lana o algodón, sujeta con broches metálicos, todavía se usa en ciertas regiones de Argelia, especialmente en las Aurès. Este atuendo ha pasado a través de los siglos. Según Aïcha Hannafi, profesora en el Instituto de Arqueología de la Universidad de Argel II, todas las civilizaciones que pasaron por Argelia trajeron elementos nuevos que fueron adoptados y luego transformados por las poblaciones locales. La arqueóloga menciona el ejemplo de la ghlila, una chaqueta bordada introducida por los andaluces que habían dejado España hacia las ciudades argelinas desde la caída de Granada a finales del siglo XV. “De hecho, la ghlila andaluza experimentó modificaciones desde su llegada a Argelia. Las mujeres se aseguraron de adaptar esta prenda al contexto local mezclándola con otras piezas de vestimenta para crear el karakou, un atuendo típicamente argelino. Lo mismo sucede con la derra, que es un vestido ricamente decorado con incrustaciones de piedras preciosas, también proveniente de Andalucía. Se usaba en Tlemcen, Orán, Argel y Constantina. Esta derra es de hecho la antecesora del famoso vestido Fergani de Constantina y la blousa de Orán. En el siglo XVIII en Argel, se produjo una verdadera revolución ya que las mujeres decidieron dejar de lado los vestidos y optaron por usar pantalones, los famosos serwal chelka. Las mujeres tenían la posibilidad de lucir prendas magníficas con telas e incrustaciones preciosas. Podemos decir que las mujeres argelinas de la época vestían como reinas y que Argel era una de las capitales de la moda del Mediterráneo”, destaca Aïcha Hannafi.
El caftán, introducido por los otomanos, fue inicialmente usado por hombres y reservado para dignatarios que representaban la Sublime Puerta. "Fue en Argelia donde fue adoptado por las mujeres en su forma actual y luego exportado a todas las regiones del Magreb". Aïcha Hannafi señala que los hombres no se quedaban atrás. Ellos también tenían trajes hechos de diferentes telas y con bordados. En las grandes ciudades, la ropa nunca era neutral. Personalizada, permitía resaltar el estatus social de la persona que la llevaba. Es importante señalar que la situación económica jugó un papel importante en el desarrollo de la vestimenta. Durante el período que va del siglo XV al XVIII, Argelia concentraba una gran cantidad de riquezas gracias al comercio, la piratería y la agricultura.
Transmisión de conocimientos
Durante la colonización francesa, la prioridad era mantener el conocimiento frente a las numerosas restricciones. "Dentro de las familias, se hizo un esfuerzo por preservar y transmitir los oficios y gestos. Sin embargo, una cosa ha cambiado, la riqueza de la ropa ha declinado fuertemente en comparación con el período otomano. Es evidente que esto se debe al contexto económico de ese período. Lo más importante es que los argelinos han sabido preservar gran parte de este patrimonio que ha perdurado a través de los años. Incluso se ha observado que la ropa tradicional ha seguido desarrollándose. Esto se ve especialmente en los bordados, cuyos motivos florales han ido reemplazando gradualmente el estilo barroco", señala la profesora. Los mecanismos de transmisión y preservación de las técnicas de confección en Argelia son particularmente interesantes. De hecho, la difusión de este conocimiento no se limitaba solo al ámbito familiar. Durante su juventud, Naïma Boukabraine aprendió bordado con las hermanas misioneras de Nuestra Señora de África. "Hay que decir que las hermanas blancas no solo nos enseñaban las técnicas, también se aseguraban de enseñarnos el origen de todos los puntos y su significado. La hermana a cargo de la formación me dijo que ella había aprendido a bordar con una anciana argelina que trabajaba en un orfanato ubicado en Bouzaréah, en las colinas de la ciudad", afirma. Para Faiza Riache, la prioridad debe ser preservar este patrimonio evitando "las acciones de modernización". "Considero importante reproducir las vestimentas tradicionales tal como eran en el pasado", insiste la comisaria del festival. "Modernizar estas prendas podría provocar una pérdida de este patrimonio".
