En Marruecos, el cannabis con fines médicos e industriales ha sido legalizado desde 2021, pero la tan esperada aceleración en la comercialización de esta sustancia acaba de tener lugar. Verdadero maná financiero, la legalización del cannabis abre un abanico de posibilidades para los agricultores de las montañas del Rif que dependen de él, así como para la investigación científica. Tanto es así que ahora el Reino se proyecta como líder mundial en cannabis terapéutico...
Es oficial desde el 1 de junio: 9 suplementos alimenticios y 10 productos cosméticos, todos a base de cannabis, han sido registrados por la Dirección de Medicamentos y Farmacia. Ahora estarán disponibles en las farmacias del Reino. Dos meses antes, los medios marroquíes lo afirmaban: se cosecharon 294 toneladas de cannabis cultivado legalmente en 2023, la primera cosecha oficial desde la legalización de este cultivo hace tres años. En consecuencia, el país exportó su primer lote de productos de prueba para industrias de la salud en Europa.
Una planta cultivada desde hace cientos de años
Para Marruecos, es un verdadero punto de inflexión, el de su entrada en un mercado estimado en varios miles de millones de dirhams (varios millones de euros). "El país es propicio para el cultivo de cannabis por su geografía, sus superficies disponibles y, sobre todo, gracias a su ancestral experiencia agrícola en la materia", destaca el profesor Redouane Rabii, cirujano-urólogo y presidente de la Asociación Marroquí Consultiva para el Uso del Cannabis (AMCUC). Durante cientos de años, la planta ha sido cultivada en la región montañosa del Rif, en el norte del país, y hasta 2021, las políticas gubernamentales hacia ella oscilaban entre la tolerancia y la represión severa. En 2018, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNDOC) estimaba en 47,500 hectáreas la superficie cultivada de cannabis en Marruecos*. Entre 90,000 y 140,000 cultivadores dependen de este cultivo para vivir, y el Ministerio del Interior lo había prometido en 2021: el circuito legal debería permitirles, a partir de ahora, recibir el 12% de los ingresos finales, tres veces más que en el circuito ilegal.
Tres años más tarde, el interés por la legalización de la industria, a nivel local, comienza a sentirse. « De unas cuarenta cooperativas especializadas en este sector, la mayoría ha aceptado el proceso», explica Redouane Rabii. La visión ha cambiado, y vemos a algunos hijos de agricultores ir a estudiar agronomía para regresar y ayudar a sus padres de manera moderna... Hoy en día, hablamos de un comercio con una protección real».
Familiarizar al personal médico del reino con el uso del cannabis

Otra promesa muy escrutada: la de una mejor supervisión de las semillas extranjeras que permiten un mayor rendimiento, pero que requieren grandes cantidades de agua. Sin embargo, las regiones afectadas sufren, al igual que el resto del país, su sexta sequía consecutiva... Por lo tanto, las autoridades apuestan por volver a poner en escena la semilla llamada beldiya ("tradicional"), cultivada desde hace siglos en las montañas, resistente al agua y con menos contenido de THC... “La beldiya, endémica de Marruecos, ha sido descuidada durante años o mezclada con otras semillas destinadas al uso recreativo,” señala Redouane Rabii. “Hoy en día, el INRA y la ANRAC (Agencia Nacional para la Regulación de Actividades Relacionadas con el Cannabis) están llevando a cabo estudios para restablecer la uniformidad y homogeneidad de esta planta en cuanto a su patrimonio, en todas las regiones.” El objetivo es luego utilizar esta semilla endémica en la industria terapéutica en desarrollo. AMCUC trabaja en este sentido, formando desde hace tres años especialistas, médicos generales y farmacéuticos en el marco del proyecto "Takwine", en colaboración con Pharma 5, uno de los tres laboratorios farmacéuticos que han obtenido una licencia para operar con cannabis en Marruecos. La idea es familiarizar al personal médico del Reino con la prescripción y dosificación de esta planta, ya que Redouane Rabii está seguro de que “Marruecos puede convertirse en un país experto en cannabis medicinal”.
Mientras tanto, cada vez más particulares e industriales están entrando en la ecuación: más de 2900 autorizaciones para la producción lícita han sido otorgadas desde enero por l’ANRAC, lo que equivale a más de 2,500 hectáreas de cultivo, repartidas entre uso industrial y médico.
El comercio ilegal, sin embargo, no deja de crecer...De hecho, el uso recreativo del cannabis está en aumento, en África más que en cualquier otro lugar según la UNDOC. En Marruecos, estos dos sectores, legal e ilegal, están destinados a coexistir. Queda por ver en los próximos años cuál logrará imponerse en el mundo.
*El último estudio exhaustivo sobre la cultura del cannabis en Marruecos, realizado conjuntamente entre la UNDOC y el gobierno marroquí, data de 2004.
