Continent méditerranéen

Regreso sobre la semana del 8 de septiembre

A través de lugares amenazados o cruzados, se alzan voces para mantener un vínculo. En el entorno mediterráneo, es una marcha que se niega al olvido. En Albania, movilización para salvar uno de los últimos ríos salvajes de Europa. En Eslovenia, una pastora lucha por mantener el pastoreo. En el Mediterráneo, un barco navega por la paz con jóvenes de todas las confesiones y nacionalidades a bordo.

Este artículo es un resumen de los artículos publicados esta semana en 22-med, que se pueden encontrar en los 11 idiomas utilizados en el sitio. Para leerlos en su totalidad: suscríbete y apoya un medio independiente.

Habitar el umbral: tras las huellas de Ridhà Dhīb

Ridhà Dhīb, artista franco-tunisino, convierte la marcha en una performance política y poética. Sus proyectos – Ex-tracés, Conjuring the Threshold, Hor-I-zons – dibujan una geografía vivida donde cada frontera se convierte en memoria y resistencia. Caminar, para él, no es solo avanzar: es convocar a los ausentes, revelar las huellas enterradas, transformar el cuerpo en un archivo vivo. De París a Mardin, inscribe en el asfalto la historia borrada de los exiliados; en la frontera greco-turca, ritualiza el cruce, recordando que dar un paso puede convertirse en un acto subversivo. Y cuando regresa a Túnez, es menos un repliegue que una apertura, un cruce interior donde resuenan los sonidos y las lenguas entrelazadas. Su arte de la lentitud se opone a las urgencias mediáticas: cada paso se convierte en memoria y saber sensible. Dhīb no busca representar, sino caminar con. Sus obras no se observan, se habitan: un llamado a cruzar en lugar de contemplar.

De la amenaza a la esperanza: el rescate del río Vjosa

Durante mucho tiempo amenazado por presas y desvíos de afluentes, el Vjosa, último río salvaje de Europa, se ha convertido en un símbolo de resistencia ecológica. Al sur de Albania, este río de 270 km alberga más de mil especies, incluido el lince de los Balcanes. Su preservación ha sido impulsada por una movilización local e internacional, liderada por Olsi Nika y Besjana Guri de EcoAlbania, apoyada por ONG como Riverwatch y EuroNatur, pero también por personalidades como Leonardo DiCaprio. Después de años de campañas y recursos legales, el gobierno albanés creó en marzo de 2023 el Parque Nacional del Río Salvaje Vjosa, un hito en Europa. En 2025, esta victoria fue consagrada por el Premio Goldman del Medio Ambiente. Pero las amenazas persisten: proyectos turísticos, desvío de ríos, fragilidades jurídicas. El Vjosa recuerda que un río no es solo un paisaje, sino un patrimonio común. Su defensa resuena como un mensaje dirigido al mundo: la esperanza nace cuando la sociedad civil transforma la crisis en victoria.

Una pastora frente a la desaparición de los pastizales

En Planina v Lazu, en los Alpes julianos, una sola cabaña aún resuena con las campanas de los rebaños. La de Lucija Gartner, de 33 años, última pastora y quesera de esta meseta eslovena. De junio a septiembre, lleva sus vacas, ordeña, transforma la leche en grandes quesos dorados, perpetuando una tradición en vías de extinción. Su historia, comenzada de niña al lado de su padre, se ha convertido en una lucha silenciosa por mantener vivo un pastoreo que desaparece en todas partes. Cada verano, Lucija acoge a niños y adolescentes como Aleksandra, de 12 años, que aprenden de ella los gestos del ordeño y la fabricación de queso. En esta transmisión paciente, ve una resistencia a la desaparición. Pero las dificultades son inmensas: trabajo duro, baja rentabilidad, éxodo rural. Los pastizales se vacían, el bosque avanza. Sin embargo, mientras forme, venda sus quesos y dé a conocer este modo de vida, Lucija mantiene la idea de que las montañas no deben ser solo paisajes estáticos, sino lugares habitados. Su cabaña, aislada, se ha convertido en un símbolo: el de una cultura amenazada, pero aún en pie.

El Bel Espoir, un barco por la paz en el Mediterráneo

De puerto en puerto, el velero Bel Espoir teje una fraternidad inesperada entre jóvenes que vienen de las cinco orillas del Mediterráneo. Partió el 1er de marzo de 2025 para ocho meses de navegación y ocho etapas, este "barco por la paz" que acoge a bordo grupos de 25 jóvenes (150 en total habrán realizado una travesía) es mucho más que un símbolo: un laboratorio vivo donde se experimentan el diálogo, la cooperación y la vida en común. Y esto a pesar de los vientos en contra de la historia y de la geopolítica. En septiembre, se dirige a Rávena y Bari, luego será Nápoles antes de finalizar su periplo el 25 de octubre en Marsella, donde será recibido por una "Armada por la paz en el Mediterráneo".