Continent méditerranéen

Menos emisiones, más innovación: la transición energética en marcha

Frente a los efectos cada vez más palpables del cambio climático, los países del Mediterráneo no se quedan de brazos cruzados. Lejos de las grandes cumbres, surgen soluciones concretas. Hidrógeno solar, níquel limpio, heliostatos térmicos o aldeas con balance de carbono neutro: la transición energética se juega aquí y ahora, en la encrucijada de los desafíos medioambientales, geopolíticos e industriales.

Este artículo, sobre la transición energética, es un resumen de 4 artículos publicados en 22-med. Se pueden encontrar en los 11 idiomas utilizados en el sitio:

Pronto hidrógeno verde sin electricidad: por Caroline Haïat

¿Con la hidrometalurgia, soluciones de energía verde?: por Andri Kounnou

En Chipre, energías renovables provenientes del sol y de la sal: por Andri Kounnou

En Egipto, «Aldeas Verdes» inteligentes: por Mohamed Ahmed

Desde el desierto egipcio hasta los laboratorios israelíes, pasando por las minas chipriotas, se impone una nueva generación de soluciones energéticas. Impulsadas por la urgencia, estas innovaciones solares, hidrometalúrgicas o territoriales están revolucionando los modelos existentes.

Más que un simple ajuste tecnológico, estas iniciativas delinean un cambio de paradigma. Cada una de ellas responde a un imperativo común: producir, almacenar o consumir energía de manera diferente.

Un hidrógeno realmente verde… sin electricidad

En Israel, una startup apuesta por el sol para producir un hidrógeno realmente verde. QD-SOL pretende revolucionar el mercado del hidrógeno prescindiendo… de electricidad. Gracias a una tecnología fotocatalítica desarrollada por el profesor Lilac Amirav, la empresa convierte directamente la luz del sol en hidrógeno, sin pasar por la costosa etapa de electrólisis.

Una revolución posible gracias a nanopartículas capaces de separar las moléculas de agua bajo la acción de la radiación solar. «Eliminamos las emisiones y reducimos considerablemente los costos de producción», insiste Asaf Abramov, responsable de la estrategia de QD-SOL. Con un precio de 2,70 dólares/kg esperado para finales de 2026, el proceso busca competir con los métodos tradicionales, que dependen en gran medida de los combustibles fósiles.

Más allá del rendimiento técnico, el desafío es planetario. El hidrógeno llamado «gris» representa aún el 95% de la producción mundial. Sin embargo, cada kilogramo de este combustible «limpio» genera en realidad 12 kg de CO₂ cuando se produce mediante reformado de metano. Lo que anula su interés ecológico.

La tecnología genera hidrógeno directamente a partir de la luz del sol utilizando nanopartículas que catalizan la separación del agua
@QD SOL

En Chipre, la doble energía de PROTEAS

Otro enfoque, otro territorio: en Chipre, el centro de investigación PROTEAS apuesta por el sol y la sal. En el pueblo costero de Pentakomo, 50 heliostatos orientan los rayos del sol hacia una torre central, calentando sal fundida para generar hasta 150 kW de potencia térmica.

La instalación permite producir electricidad, pero también agua potable. Gracias a una unidad de desalinización basada en ósmosis inversa, proporciona cada día dos metros cúbicos de agua dulce. «Aquí estamos probando tecnologías que combinan energía y adaptación climática», explica el investigador Marios Georgiou. PROTEAS constituye un terreno de experimentación único para la desalinización solar, la gestión inteligente de la energía y los motores Stirling.

Y el enfoque es inclusivo: el público puede incluso «adoptar» un heliostato para apoyar la investigación. Una forma original de financiar la transición, mientras se sensibiliza sobre la escasez de agua y la riqueza solar de la región.

…y la apuesta hidrometalúrgica

En el lado de las montañas, es el subsuelo el que entra en escena. En el sitio de la histórica mina de Skouriotissa, la empresa Hellenic Minerals extrae y purifica níquel con un proceso poco energético: la hidrometalurgia.

Este proceso consiste en disolver la laterita (un mineral rico en níquel) antes de cristalizar el metal en forma de sulfato (NiSO₄·6H₂O). Resultado: un material puro, directamente utilizable para la fabricación de baterías de alto rendimiento —indispensables para vehículos eléctricos o almacenamiento de energía renovable.

Menos exigente que la metalurgia clásica, la hidrometalurgia reduce considerablemente las emisiones y desechos. Un programa de renaturalización acompaña, además, el sitio, ubicado en el Geoparque Troodos clasificado por la UNESCO. «Queremos hacer coexistir la innovación industrial y la preservación medioambiental», asegura Nikolaos Dimopoulos, director general de la empresa.

la hidrometalurgia requiere cantidades mucho menores de energía en comparación con el tratamiento clásico del níquel © DR

En Egipto, aldeas verdes a gran escala

Más al sur, en Egipto, la transición energética se realiza a escala territorial. En la gobernación de Asuán, el pueblo de Farès se ha convertido en la primera «Aldea Verde» del país: cero carbono, 100% solar, completamente diseñado para adaptarse a las restricciones climáticas locales.

Techos solares, estaciones de tratamiento con filtración terciaria, iluminación pública LED alimentada por el sol, redes de riego renovadas, recuperación de aguas residuales para la agricultura… Este programa, lanzado tras la COP27, busca generalizar este tipo de modelo en las 27 gobernaciones del país.

La arquitecta Sara El Battouty, a cargo del proyecto, destaca un nuevo enfoque arquitectónico: «Se trata de una inteligencia en el diseño, de edificios capaces de adaptarse a las olas de calor, a las inundaciones, mientras optimizan los recursos naturales.» Tres aldeas egipcias han recibido, de hecho, la etiqueta internacional del Green Building Council, un primer caso mundial para zonas rurales.

Construcción verde en la aldea eco-responsable de Farès © Gobernación de Asuán 

Un Mediterráneo en transición

Desde el hidrógeno solar hasta el heliostato chipriota, desde el níquel puro hasta las aldeas climato-resilientes, un punto en común une estos proyectos: su anclaje mediterráneo. Esta región, históricamente bajo tensión energética y climática, se convierte paradójicamente en un laboratorio de innovación verde.

Estas soluciones, aunque distintas, esbozan juntas un futuro energético donde la dependencia de los combustibles fósiles se desvanece en favor de enfoques sostenibles, a menudo locales, y a veces inesperados. El Mediterráneo ya no es un simple receptáculo de los efectos del cambio climático: ahora se impone como un hogar de experimentación.

Foto de portada: Los heliostatos son espejos equipados que siguen el movimiento del sol. La unidad está diseñada para funcionar con una potencia térmica de 10 kW y para producir hasta 2 m3 de producto destilado por día @TheCyprusInstitute