Libano

Las manzanas de Líbano: un desafío económico y soluciones locales

La producción de manzanas en Líbano ha estado experimentando una crisis desde hace varios años, con excedentes difíciles de vender. Por lo tanto, emprendedores innovadores han tenido la idea de transformar estas frutas no vendidas en productos sostenibles (desde la creación artesanal de dulces hasta chips saludables). Una buena manera de valorar la agricultura local.

Quien dice otoño, dice manzanas. Líbano produce aproximadamente 200,000 toneladas de manzanas cada año. Sin embargo, el mercado interno es demasiado limitado para absorber esta producción masiva, lo que obliga a exportar una gran parte de la cosecha. Pero su comercio se enfrenta a desafíos importantes: las principales variedades cultivadas en Líbano, como Gala, Granny Smith, Scarlet Spur, Red y Golden Delicious, ya no generan tanto interés en el mercado internacional. Con el auge de variedades de club como Royal Gala y Pink Lady, las manzanas libanesas encuentran pocas oportunidades de venta. Esta situación ha provocado una caída vertiginosa de los precios en la última década, dejando a muchos productores en una situación complicada. Sin embargo, varios actores locales han convertido esta crisis en una oportunidad, como Zemerrod Fakhry, Rimane Aziz y Soha Frem.

Cuando la ingeniosidad se encuentra con la sostenibilidad

Zemerrod Fakhry, una ingeniera agrónoma apodada "Zaza", decidió tomar cartas en el asunto. Frente a la cantidad de manzanas desperdiciadas cada año, ella ha lanzado su empresa artesanal, Choghli by Zaza (mi trabajo por Zaza), especializada en la transformación de manzanas destinadas a ser desechadas. “¡Al ver la enorme cantidad de manzanas desechadas cada año, decidí actuar!” explica con pasión.

Les douceurs de Choghly by Zaza @ Zaza

Zemerrod recupera manzanas frecuentemente consideradas invendibles, dañadas por insectos o caídas antes de tiempo, y las convierte en dulces diversos sin azúcar añadido y 100% veganos. “Las limpio, retiro la parte dañada, si la hay, y preparo mis pasteles,” detalla. Cuatro productos estrella conforman su oferta: bolitas de manzana, una masa de pastel rellena con una mezcla sabrosa de manzana y canela; los kaak ommi (galletas endulzadas con jugo de manzana); los Ar-éch (bastones crujientes); y el pan de manzana, un cuero de fruta blando y pegajoso. Desde su casa familiar en Bcharreh, en el norte del Líbano, Zemerrod emplea a cuatro mujeres del pueblo. Juntas procesan alrededor de 4,4 toneladas de manzanas al año, rescatando frutas que de otro modo habrían acabado en la basura.

Valorizar la manzana en chips, por ejemplo

Rimane Aziz, bioquímica de formación, comparte esta visión. Durante su tesis de maestría en Tecnología Industrial, decidió explorar métodos innovadores para valorizar la producción local de manzanas. Así nació Kwikeez, una marca de chips de manzana totalmente naturales. “Nuestro concepto consiste en recuperar manzanas de tamaño mediano (de 6 a 8 cm de diámetro), que suelen ser más difíciles de vender para los productores. Luego las transformamos en chips de manzana crujientes,” explica Rimane.

Fábrica de chips de manzana de Kwikeez @ kwikeez

La fábrica de Kwikeez, ubicada en Jezzine en el sur del Líbano, emplea a 40 personas y transforma entre 600 y 1000 kilos de manzanas cada día. Los desechos de producción se envían al compostaje o se utilizan para fabricar vinagre o melaza, asegurando así una gestión sostenible de los recursos. Si al principio, Kwikeez se abastecía únicamente en el Caza (región) de Jezzine, la empresa ha ampliado su suministro a las regiones de Chouf, Bekaa y el norte del Líbano. Kwikeez ofrece tres variantes de sus papas fritas: clásicas, con canela y ácidas, una diversificación que atrae a cada vez más consumidores preocupados por su salud, atraídos por un producto sin almidón y secado en lugar de frito.

Un soplo de aire fresco para la industria de la sidra

Otra iniciativa igualmente innovadora es la de Soha Frem, ingeniera agrónoma y arquitecta, que decidió aventurarse en un campo aún no explorado en Líbano: la sidra. Ubicada en el pueblo de Wata el Joz, en Keserwan, Soha fundó Wata Cider, una empresa que valora las manzanas libanesas al mismo tiempo que introduce esta bebida en el país del tradicional arak. "Al vender 20 toneladas de manzanas al año, las cantidades producidas son suficientes para satisfacer el mercado libanés, pero también en París, Londres, Oslo, Zurich, Madrid y Lisboa," cuenta Soha.

El sidra de Wata @Wata

Wata Cider ya ha ganado varios premios internacionales, incluidos el World Cider Award 2024 y 2023, así como el Japan Cider Award 2023. Este éxito, Soha lo debe a un método de cultivo sostenible, de acuerdo con las normas de la FAO, que limita el uso de pesticidas. Wata ofrece un sidra de calidad, a base de manzanas saludables, que hace brillar al Líbano a nivel internacional.

Tantas iniciativas locales que demuestran una formidable capacidad de adaptación e innovación. Estas nuevas perspectivas para el futuro de la agricultura libanesa también contribuyen a la preservación del medio ambiente. Y a la valorización del patrimonio agrícola del país.

Manzanas recién cosechadas @Wata

Foto de portada @ Zaza