La reducción de la huella de carbono de la construcción pasa hoy por decisiones concretas en materia de materiales, diseño y uso. Madera, recursos locales, sobriedad energética y consideración del clima redefinen las prácticas arquitectónicas, tanto en proyectos terciarios como en la vivienda. Ejemplos que iluminan las transformaciones en curso en la manera de construir y habitar.
Durante la temporada de fiestas de fin de año, 22-med cruza y pone en perspectiva soluciones que han sido objeto de artículos en el medio francés Marcelle con artículos sobre la misma temática publicados en 22-med.
WOOD, el edificio de madera que reinventa el urbanismo sostenible
Resumen del artículo de la periodista Zoé Charef, publicado en Marcelle el 15 de septiembre de 2025
Ubicado en un antiguo sitio industrial en reconversión, WOOD se inscribe en la estrategia de transformación urbana impulsada por la metrópoli de Grenoble. El edificio busca ser ejemplar en términos ambientales y demostrativo para futuros proyectos, en una ciudad que reivindica un papel de experimentación en materia de urbanismo sostenible.
La madera como alternativa al hormigón en la construcción urbana
Edificio terciario de seis pisos y aproximadamente seis mil metros cuadrados, WOOD se basa en una estructura completamente realizada en madera. Se han utilizado más de mil doscientos metros cúbicos de este material, a los que se suman aproximadamente trescientas cincuenta toneladas de materiales de origen biológico. Esta elección constructiva permite reducir significativamente las emisiones de carbono relacionadas con la obra y limitar el uso de materiales convencionales que emiten mucho carbono.
La prefabricación de los elementos en taller y su ensamblaje en el sitio han permitido reducir las molestias para el vecindario. La obra ha requerido menos rotaciones de camiones y ha generado menos ruido y polvo. Este método también contribuye a acortar los plazos de construcción. Para los actores del proyecto, se trata de demostrar que la construcción en madera puede aplicarse a edificios de oficinas de gran tamaño en entornos urbanos densos.
La arquitectura del edificio dialoga con su entorno inmediato. Los volúmenes y las curvas han sido pensados para integrarse en el paisaje alpino, mientras que las fachadas dejan ver el material bruto. WOOD busca ser visible desde la entrada de la ciudad, asumiendo una función de señal en un barrio en transformación, cerca del polo científico de Grenoble.
Espacios de trabajo pensados para la salud y el confort
Más allá de su estructura, el edificio propone otra organización de los espacios de trabajo. Las circulaciones han sido diseñadas para ser visibles, abiertas y ampliamente iluminadas por la luz natural. Las escaleras ya no están relegadas al fondo del edificio, sino que se convierten en elementos centrales, favoreciendo los desplazamientos a pie y los usos cotidianos. Algunos recorridos son incluso exteriores, permitiendo disfrutar de la vista sobre las montañas y de las terrazas vegetales.
Los pisos de oficinas son transversales y están ampliamente abiertos al exterior. Grandes puertas-ventanas aportan luz y ventilación natural, mientras que los materiales utilizados preservan la calidad del aire interior. La dimensión de la salud en el trabajo ha guiado las elecciones arquitectónicas, en relación con la carta local de vivienda favorable a la salud promovida por la comunidad.
En términos energéticos, el confort térmico se asegura mediante techos fríos radiantes, complementados por el uso de la capa freática para el enfriamiento y la calefacción del aire. Este dispositivo permite mantener una diferencia de temperatura constante con el exterior sin recurrir a un aire acondicionado que consuma mucha energía. Paneles fotovoltaicos instalados en el techo complementan el sistema.
El edificio cuenta con varias certificaciones que atestiguan sus desempeños ambientales y energéticos. Los estacionamientos también han sido pensados de manera diferente, con un edificio posado sobre el suelo y espacios ventilados naturalmente, limitando las excavaciones pesadas. En un territorio comprometido con la transición ecológica, WOOD demuestra que es posible construir oficinas eficientes, sobrias y agradables para vivir, mientras se reduce la huella de carbono de la ciudad.

Arquitectura bioclimática: entre herencia e innovación energética
Resumen del artículo del periodista Edward Sfeir publicado en 22-med el 6 de octubre de 2025

Frente a la crisis energética y al cambio climático, el Líbano redescubre las virtudes de su arquitectura tradicional. Inspirada en saberes antiguos y reforzada por los aportes de la ciencia contemporánea, la arquitectura bioclimática propone hábitats sobrios, adaptados al clima local y menos dependientes de redes defectuosas, en un país donde repensar la vivienda se convierte en una necesidad diaria.
Mucho antes del uso generalizado del hormigón armado y del aire acondicionado, los constructores libaneses adaptaban sus construcciones a las condiciones climáticas del territorio. Muros gruesos de piedra, arcos, orientaciones reflexivas y ventilación natural permitían conservar la frescura en verano y el calor en invierno. Estos principios, relegados al pasado durante mucho tiempo, constituyen hoy los fundamentos de la arquitectura bioclimática.
La arquitectura bioclimática como respuesta a la crisis energética
Este tipo de arquitectura se basa en la explotación inteligente de las condiciones naturales para limitar las necesidades energéticas. Al utilizar la luz solar, la ventilación y la inercia térmica, reduce la dependencia de equipos mecánicos. Según la Agencia Internacional de la Energía, el sector de la construcción representa cerca del cuarenta por ciento del consumo energético mundial. En el Líbano, esta realidad se agrava por una red eléctrica pública defectuosa y por la dependencia de generadores privados, costosos y contaminantes.
En este contexto, concebir viviendas más autónomas se convierte en un eje esencial para reducir las emisiones de carbono y fortalecer la independencia energética de los hogares. La arquitectura bioclimática se inscribe así en la intersección de los desafíos ambientales, económicos y sociales, proponiendo soluciones accesibles y adaptadas al clima local.
La Lifehaus de Baskinta, un laboratorio a gran escala
En el pueblo de Baskinta, el arquitecto Nizar Haddad ha concretado estos principios con la Lifehaus, una casa ecológica de ciento sesenta metros cuadrados. Pensada como un laboratorio vivo, esta vivienda combina herencia arquitectónica e ingeniería moderna para limitar su impacto ambiental y sus costos de funcionamiento.
La construcción se basa en materiales duraderos y mayoritariamente locales, como piedra, tierra cruda, lana de oveja, cañas y más de mil neumáticos reciclados. Esta combinación asegura un aislamiento natural eficaz y una buena resistencia a los temblores sísmicos. La orientación del edificio y la circulación del aire han sido optimizadas para mejorar el confort térmico, mientras que una red de tubos enterrados permite temperar el aire entrante según las estaciones.
El agua de lluvia se recoge y se filtra a través de estanques plantados con cañas antes de ser reutilizada para el riego. Toda la casa está alimentada por nueve paneles solares, que son suficientes gracias a un consumo intencionadamente reducido. Los desechos orgánicos se compostan y se valoran en el invernadero adyacente, cerrando así el ciclo de los recursos.
Un modelo transmisible y reproducible
Para Nizar Haddad, la Lifehaus también constituye una crítica a la arquitectura contemporánea dominante. Destaca la huella de carbono relacionada con la extracción, fabricación y mantenimiento de materiales modernos, así como la magnitud de los desechos generados por el sector de la construcción. En cambio, su proyecto demuestra que técnicas y materiales a veces considerados obsoletos pueden resultar más eficientes y sostenibles.
La realización se apoya en un enfoque colectivo que involucra a artesanos y constructores locales. Algunos saberes, transmitidos oralmente durante generaciones, han podido ser reintroducidos, especialmente en la fabricación de ladrillos de tierra cruda. Esta dimensión colaborativa refuerza la vocación pedagógica del proyecto.
Si bien la Lifehaus está ubicada en una zona montañosa, sus principios pueden adaptarse a contextos urbanos. La arquitectura bioclimática se presenta así como una solución concreta para responder al crecimiento de las necesidades de vivienda en el Líbano. Al reconciliar tradición, ciencia y sostenibilidad, abre el camino a un modelo capaz de enfrentar los desafíos energéticos actuales mientras valora los recursos locales.

Foto de portada: El edificio WOOD, en Grenoble. ©Nicolas Trouillard