Reconocido por la UNESCO como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, el rebetiko es la música urbana más emblemática de la Grecia moderna. Nacido en los barrios pobres de las ciudades, sus raíces se nutren de las tradiciones musicales de Oriente, principalmente en Esmirna y Constantinopla. Desde las tabernas hasta los grandes escenarios, ha conservado su autenticidad y sigue siendo la expresión del alma, del pueblo y de la vida urbana del siglo XX. En Syros, tierra natal de su patriarca Marcos Vamvakaris, maestros y jóvenes músicos temen que este canto rebelde se apague por falta de escenarios, ante la influencia de las pantallas y de las músicas estandarizadas.
Es a finales del siglo XIX, en los cafés aman* donde el estilo esmirniota floreció con instrumentos como el santouri, el violín, el kanonaki y el oud. Allí, se formó una tradición musical multicultural, combinando la canción popular griega, los amanés** y las melodías otomanas. Con la Gran Catástrofe en 1922 y la llegada de refugiados a Grecia, este género musical migró y se encontró con el mundo del Pireo, donde ya había bouzoukis y baglamas. Al contacto con el gran puerto ateniense, el rebetiko tomó su forma final y evolucionó hacia un género musical distintivo.
La voz de los marginados
Durante el entre guerras, este canto se impuso como la expresión de los excluidos: pobres, prisioneros, trabajadores en lucha. Sus temas hablaban de amor, miseria, drogas y soledad. Marcos Vamvakaris, nativo de Syros, se convirtió en el "patriarca del rebetiko" con su bouzouki y sus letras arraigadas en la vida del Pireo.
Durante la Ocupación, fue canto de consuelo y resistencia. Después de 1945, se refinó bajo la influencia de compositores como Vasilis Tsitsanis, Giannis Papaioannou y Manolis Chiotis, quienes lo acercaron al gran público. Pero la llegada de la música ligera en los años 60 lo marginó. Diez años después, investigadores y músicos sin embargo avivaron la llama gracias a las viejas grabaciones y a nuevas interpretaciones.
Un legado vivo en Syros
En Syros, isla natal de Vamvakaris, la escuela "En Cuerdas & Instrumentos", fundada en 2016 bajo la égida de Stavros Xarchakos, aún enseña el rebetiko. En un edificio de 1830, Aristos Vamvakousis forma a alumnos de todas las edades en este arte exigente.
Pero el entusiasmo se desmorona. “Desde el coronavirus, el interés ha disminuido. Los alumnos aprenden pero no tienen escenario. Los lugares faltan por todas partes, excepto en Skopelos donde la tradición sigue viva”, confiesa. Recuerda su infancia, fascinado por los rebetes y sus inicios con el bouzouki. “En los años 70 y 80, la situación era mejor. Luego, los bares de Atenas impusieron la música grabada. Syros siguió. Esta tradición se ha perdido. Algunos apasionados existen, pero no tienen espacio para presentarse”.
La juventud en busca de sentido
Nikos, 18 años, aprende el bouzouki desde los 8 años. Criado entre Syros y Creta, ya ha tocado en el Megaron de Atenas y en el Teatro Apollon de Syros. Para él, la música es instintiva. “Cuando siento algo, toco. Mi alma habla a través del bouzouki”.
Se lamenta de que la imagen del rebetiko a menudo esté desprestigiada. “Vemos bares de cócteles exhibir a Marcos Vamvakaris en sus paredes, pero sin relación con el espíritu de esta música. Se olvida su filosofía, su manera de expresar el amor, el dolor o la alegría”.
Aristos Vamvakousis también señala el impacto de las pantallas: “Los niños ya no tienen la paciencia de escuchar una canción completa. Están acostumbrados a los videos de unos segundos. Las generaciones cambian a una velocidad vertiginosa. Temo que el rebetiko se convierta en un género de museo”.
Así, este canto nacido de los márgenes y llevado por la memoria de los refugiados continúa sobreviviendo, frágil pero tenaz, entre un legado vivo y la amenaza del olvido.
* Los cafés aman son los lugares donde esta música se desarrolló. Su nombre proviene de la palabra “aman”, interjección quejumbrosa que se encuentra a menudo en los cantos orientales para expresar el dolor, el deseo o la súplica.
** los amanés son uno de los géneros musicales interpretados en estos cafés e integrados en el repertorio popular griego

Foto de portada: Los estudiantes de Aristos Vamvakousis tocan frente al ayuntamiento neoclásico de Hermoupolis, la capital de la isla de Syros © En Cuerdas & Instrumentos