Las grandes ciudades a menudo son percibidas como espacios de concreto desconectados de la naturaleza, sin embargo, albergan una biodiversidad insospechada. Jardines, terrenos baldíos, parques urbanos, techos verdes son refugios para una fauna y flora que, a pesar de las grandes restricciones, se adaptan y contribuyen a los ecosistemas urbanos. En un contexto de crisis ambiental y adaptación a los cambios climáticos, la biodiversidad urbana aparece como una palanca clave para fortalecer la resiliencia de las ciudades.
Entrevista realizada por: Justine Viros - Científica especialista en la transición ambiental, del bosque mediterráneo y de las interacciones químicas bosque – atmósfera en el contexto del cambio climático.
La perspectiva científica de: Magali Deschamps Cottin, docente-investigadora en Aix-Marseille Université, ecóloga especialista en Lepidópteros o Mariposas (entomóloga) y experta en ecología urbana, se interesa en la dinámica de las comunidades animales en los ecosistemas antropizados y ha trabajado durante varios años para comprender y valorar mejor esta naturaleza en la ciudad. Sus investigaciones muestran que una gestión adecuada de los espacios verdes ya presentes y la creación de nuevos espacios de biodiversidad pueden favorecer la presencia de especies esenciales mientras mejoran la calidad de vida de los habitantes.
Una biodiversidad bajo presión
A diferencia de los ecosistemas naturales, la biodiversidad en la ciudad está sujeta a restricciones específicas como la fragmentación de hábitats por la urbanización de suelos, la densificación urbana y la desaparición de continuidades ecológicas. También la gestión intensiva de los espacios verdes, con cortes demasiado frecuentes, el uso de pesticidas (cada vez menos relevantes gracias a la aprobación de la Ley Labbé desde 2022 (1)) o la plantación de plantas exóticas inadecuadas para los insectos locales. Finalmente, una de las principales restricciones de los espacios urbanizados para la biodiversidad es también la contaminación lumínica y sonora, que perturba los ciclos biológicos de las especies nocturnas. (2)
A pesar de estos desafíos, muchas especies logran adaptarse y coexistir en la ciudad. No se trata solo de palomas y ratas, sino también de una diversidad de aves, insectos polinizadores, lepidópteros (mariposas) y pequeños mamíferos. Las mariposas diurnas (que vuelan de día), por ejemplo, se ven particularmente afectadas por la urbanización. Los trabajos de tesis de Marie-Hélène Lisée, defendida en 2011 y bajo la dirección de Magali Deschamps Cottin, muestran que sus poblaciones disminuyen a medida que nos acercamos al centro urbano con una pérdida de especies típicamente mediterráneas. Esta pérdida se debe probablemente a barreras físicas que impiden su circulación, pero también a la desaparición de plantas nativas del ecosistema mediterráneo necesarias para la alimentación de las mariposas típicamente mediterráneas, principalmente durante su etapa de oruga, bloqueando así su capacidad para completar su ciclo de vida. (3)
Por lo tanto, para favorecer la biodiversidad en la ciudad, es esencial repensar la gestión de los espacios verdes de manera diferente. Esto incluye parques y jardines públicos, pero también jardines privados, terrenos baldíos y infraestructuras vegetales. (4, 5)
Los jardines privados, aunque fragmentados, representan una parte importante de la superficie vegetal de las ciudades, se encuentran especialmente en islas entre los edificios del centro. Al reducir el corte, fomentar las plantas locales y dejar zonas herbáceas, podrían convertirse en verdaderos refugios para los polinizadores.
Los terrenos baldíos, por su parte, a menudo son percibidos como terrenos en espera de construcción, pero en realidad son reservorios de biodiversidad. Su vegetación espontánea atrae a numerosos insectos y pequeños vertebrados. Están surgiendo proyectos de "reservas naturales urbanas" para preservar estos espacios mientras los hacen accesibles a los habitantes.
Finalmente, los techos y muros vegetales a veces aparecen como soluciones prometedoras para compensar la desaparición de hábitats naturales. Sin embargo, su implementación requiere una reflexión profunda, especialmente sobre la selección de plantas adecuadas a las condiciones locales y sobre la gestión del agua, particularmente en clima mediterráneo. Al inspirarse en modelos bio-inspirados y seleccionar especies adecuadas, es posible conciliar estética, resiliencia ecológica y atractivo para la fauna local. Magali Deschamps Cottin ha participado en la elaboración y puesta en marcha de los protocolos de seguimiento de un techo verde de 5000m² en pleno corazón del barrio Vauban de Marsella, en el techo del gran reservorio de agua de Lacédémone, cuyos resultados son prometedores y se valorarán en 2025.
Biodiversidad urbana: un desafío clave para el futuro de las ciudades
Más allá de la cuestión ecológica, la naturaleza en la ciudad tiene un impacto directo en el bienestar de los habitantes. Una ciudad demasiado mineral acentúa los efectos de las islas de calor urbanas, mientras que la vegetación refresca la atmósfera y mejora la calidad de vida. Redescubrir la biodiversidad urbana también significa reconocer su papel fundamental para nuestra salud física y mental.
Hoy en día, la cuestión no es si se debe integrar la biodiversidad en la ciudad, sino cómo hacerlo de manera inteligente (6). No basta con multiplicar los espacios verdes; es necesario pensarlos de manera ecológica y funcional, teniendo en cuenta las interacciones entre especies, las especificidades locales y de forma interdisciplinaria. En este contexto, el proyecto de investigación Trayectorias (financiado por el Instituto Mediterráneo para la Transición Ambiental) en el que participa el LPED tiene como objetivo, por un lado, identificar los espacios más ricos en biodiversidad en la ciudad y elaborar indicadores de "naturalidad" para tener en cuenta esta dimensión en los proyectos. Y por otro lado, a través de un enfoque interdisciplinario (socio-urbanístico y ecológico), cuestionar las trayectorias de los terrenos baldíos en un contexto de desarrollo urbano planteando la cuestión de un bien común. Esta herramienta debe permitir orientar las políticas públicas para integrar eficazmente la biodiversidad en sus estrategias de planificación.
Uno de los principales obstáculos para la preservación de la biodiversidad urbana en Marsella es la fragmentación de responsabilidades. Actualmente, los parques municipales, los terrenos baldíos y los jardines privados son gestionados por diferentes entidades, lo que complica la implementación de corredores ecológicos que permitan a las especies circular. Es necesaria una mejor coordinación entre los actores (colectividades, urbanistas, ciudadanos) para asegurar una gestión coherente y eficaz de los espacios verdes. Finalmente, el diseño de los espacios vegetales urbanos no debe responder únicamente a criterios estéticos o prácticos. El desafío es integrar las necesidades específicas de las especies locales, evitando por ejemplo introducir demasiadas plantas exóticas que, aunque florecientes y resistentes a la sequía o fáciles de mantener, no alimentan ni a las orugas ni a otros insectos; un equilibrio ecológico es indispensable a buscar/encontrar en las paletas vegetales.
Afortunadamente, gracias a las investigaciones científicas y a las iniciativas locales, está emergiendo un nuevo modelo urbano: el de una ciudad donde la naturaleza recupera su lugar junto a los habitantes, favoreciendo una transición ecológica sostenible y beneficiosa para todos. Las ciudades del mañana serán aquellas que sepan reconciliar urbanismo y biodiversidad. Porque más allá del desafío ecológico, una naturaleza preservada en la ciudad también contribuye al bienestar de los habitantes, a la regulación del clima y a la resiliencia de los territorios frente a los cambios globales.
Biografías

Magali Deschamps Cottin – Docente investigadora en el LPED (Laboratorio Poblaciones, Medio Ambiente, Desarrollo). Ecóloga, entomóloga de formación, especializada en ecología urbana, se interesa en la dinámica de las comunidades animales en los ecosistemas antropizados mediante el estudio de los mecanismos de su mantenimiento o colonización en relación con los modos de gestión y naturalidad de estos espacios. Sus investigaciones se llevan a cabo mayoritariamente en interdisciplinariedad con sociólogos, geógrafos y urbanistas en colaboración con gestores de espacios urbanizados. Ha sido la iniciativa de la creación del proyecto del Parque Urbano de las Mariposas.

Justine Viros - Científica especialista en la transición ambiental, del bosque mediterráneo y de las interacciones químicas bosque – atmósfera en el contexto del cambio climático. Actualmente ocupa un puesto de ingeniera de investigación en la misión Interdisciplinariedad(s) de Aix-Marseille Université, donde es responsable de desarrollo para la asociación Neede Méditerranée. Ha participado en la redacción de la candidatura de Aix-Marseille Université en colaboración con Neede para la creación de una cátedra UNESCO titulada "Educación para la transición ambiental en el Mediterráneo".
Fuentes
(1) Ley Labbé 2022- https://draaf.occitanie.agriculture.gouv.fr/loi-labbe-application-extension-a-compter-du-1er-juillet-2022-a7043.html
(2) Badiane, A., Ropars, L., Flacher, F. et al. La urbanización impacta la diversidad, coloración y tamaño corporal de las abejas silvestres en una ciudad mediterránea. Reg Environ Change 24, 41 (2024). https://doi.org/10.1007/s10113-024-02199-3
(3) Marie-Helene Lizee, Rémy Bonardo, Jean-François Mauffrey, Thierry Tatoni, Magali Deschamps-Cottin. Importancia relativa de la escala del hábitat y del paisaje en las comunidades de mariposas de áreas en urbanización. Comptes Rendus Biologies, 2011. ⟨hal-02109128⟩
(4) Lizée, MH., Manel, S., Mauffrey, JF. et al. La configuración de la matriz y el aislamiento de parches influyen en la relación especie-área para las comunidades de mariposas urbanas. Landscape Ecol 27, 159–169 (2012). https://doi.org/10.1007/s10980-011-9651-x
(5) Deschamps-Cottin, M., Barthélémy, C., Bertaudière-Montès, V., Blight, O., Bossu, A., Consalès, J. N., ... & Marco, A. (2013). Naturaleza urbana en Marsella: ¿qué posibilidades para una trama verde?. Tramas verdes urbanas. De la investigación científica al proyecto urbano.
(6) Urban, M.C., Alberti, M., De Meester, L. et al. Las interacciones entre el cambio climático y la urbanización darán forma al futuro de la biodiversidad. Nat. Clim. Chang. 14, 436–447 (2024). https://doi.org/10.1038/s41558-024-01996-2