Francia

Anticipar y gestionar los eventos extremos en el litoral mediterráneo.

La tercera conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos (UNOC3) que se celebró en Niza en junio permitió una toma de conciencia de las poblaciones sobre el aumento del nivel del mar, las tormentas, las inundaciones o la erosión de las costas. Ante la urgencia climática, es necesario desplegar una investigación transdisciplinaria, cruzando ciencias duras y ciencias sociales, para desarrollar modelos numéricos fiables, capaces de ayudarnos a anticipar las crisis relacionadas con los cambios climáticos y de iluminar las decisiones públicas.

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Litoral mediterráneo: anticipar lo imprevisible - Jacques Piazzola - Publicado en: 22-med el 4 de septiembre de 2025 - litoral #mediterráneo #oceanografía #clima #inundación #inundación #inteligenciaartificial #economía #puerto #turismo #cienciaparticipativa #poloMEED
• La oceanografía costera, una disciplina nacida en Toulon, ilumina los impactos del cambio climático en el Mediterráneo.
• Los datos son abundantes (satélites, radares, sensores), pero su fiabilidad debe ser constantemente evaluada.
• Los objetivos del polo MEDD resuenan con los grandes desafíos científicos a los que se enfrenta la región mediterránea debido al cambio climático.
• Los modelos físicos, complementados por inteligencia artificial, abren el camino a una mejor previsión de eventos extremos.
• Las consecuencias económicas y sociales de las inundaciones, inundaciones y erosiones costeras son centrales para las políticas públicas.
• La ciencia participativa, integrando la memoria de los habitantes, es un palanca de innovación y legitimidad científica.

Entrevista realizada por Olivier Martocq

Soy profesor en la universidad de Toulon e investigador en el laboratorio MIO (Instituto mediterráneo de oceanografía, CNRS – Universidad). Pertenezco a un laboratorio que trabaja en oceanografía costera y litoral desde los años noventa, una joven disciplina que tiene en cuenta la influencia de procesos físicos específicos relacionados con la presencia de la interfaz tierra-mar. A diferencia de la oceanografía de alta mar, orientada hacia el mar abierto, buscamos entender cómo las olas, corrientes, vientos y relieves interactúan y moldean nuestras costas. Porque es en el litoral, esta línea frágil, entre mar y tierra, donde se concentra gran parte de los efectos del cambio climático.

Los datos, un tesoro a manejar con prudencia

En este ámbito, el "nervio de la guerra" son los datos. Hoy disponemos de redes de boyas, sensores de presión (cf. Htmnet), radares, gliders submarinos (cf. Moose), pero también de estaciones como la de Porquerolles o del Cabo Bénat, que miden desde hace treinta años los flujos atmosféricos, el estado de la superficie del mar y la circulación oceánica. Los satélites y las bases de datos abiertas enriquecen nuestras investigaciones, pero hay que mantenerse alerta: algunos datos provienen de medidas de reanálisis, combinando observaciones y simulaciones, a veces extrapoladas, que pueden contener grandes incertidumbres. Formar a los estudiantes y a los responsables en entender estas limitaciones es una responsabilidad mayor de los científicos. A partir de estos datos, desarrollamos modelos físicos: ecuaciones complejas que describen vientos, corrientes, olas, e incluso la dispersión atmosférica de aerosoles marinos o de polvos saharianos. Estos modelos permiten reconstruir el pasado, probar la fiabilidad de nuestras medidas con el objetivo de utilizarlas a largo plazo para la previsión. Pero cuanto más fina es su resolución espacial, más pesados se vuelven los cálculos, y los tiempos de cálculo son elevados. Así, modelar el Mediterráneo por debajo de un kilómetro requiere tiempos de cálculo incompatibles con una alerta en tiempo real necesaria durante eventos extremos como inundaciones o tormentas.

Cuando la inteligencia artificial complementa la física

Por eso exploramos un nuevo camino: acoplar modelos físicos e inteligencia artificial. En un sitio experimental de la costa varoise, equipado desde hace varios años con sensores, probamos algoritmos de deep learning capaces de detectar señales débiles y afinar previsiones locales. La IA no es una varita mágica, pero puede "ingerir" grandes bases de datos y describir mejor fenómenos locales para fortalecer nuestra capacidad de anticipación, especialmente para la gestión de crecidas rápidas, inundaciones marinas o tsunamis. Una dificultad adicional es conciliar el tiempo largo del clima y el tiempo corto característico de la ocurrencia de desastres. El clima evoluciona silenciosamente —diez centímetros de aumento del nivel del mar en treinta años en el Mediterráneo— mientras que los episodios cévenoles o mediterráneos se desarrollan rápidamente y golpean en unos minutos. Por lo tanto, los modelos deben ayudar a gestionar la urgencia, pero también iluminar las políticas de ordenación del territorio durante varias décadas.

Impactos económicos y sociales importantes

El cambio climático no es solo una cuestión física o ecológica: sus impactos son socioeconómicos. Tomemos los puertos pesqueros: una variación en el nivel del agua puede provocar fenómenos de resonancia de las olas, y así potencialmente dañar barcos por el oleaje inducido, con consecuencias concretas en la vida económica, interrumpiendo por ejemplo la pesca durante varias semanas y privando así a familias de ingresos. De igual manera, la erosión de las playas pone en peligro la economía turística de muchas islas y estaciones costeras. Por lo tanto, nuestros modelos deben integrar el cálculo de costos, desigualdades espaciales y ser capaces de asesorar las políticas públicas a implementar. Finalmente, estoy convencido de que es necesario asociar a los habitantes de las regiones investigadas a nuestras actividades de investigación, ya que las poblaciones locales a menudo poseen una memoria de los lugares que los modelos teóricos no tienen. Esta experiencia, combinada con nuestros datos, puede enriquecer especialmente la comprensión de las dinámicas costeras. La ciencia participativa es un camino a fortalecer para hacer nuestras herramientas más fiables, pero también más legítimas en términos de aceptabilidad.

Jacques Piazzola: científico de formación ha continuado su carrera en la enseñanza y la investigación como Profesor de universidades en la universidad de Toulon. Especialista en la Física de las interacciones océano-atmósfera y en la dinámica atmosférica de aerosoles marinos, es autor o coautor de una cincuentena de artículos publicados en revistas científicas internacionales con revisión por pares. También enseña en la Escuela de ingenieros "SEATECH" que forma ingenieros en el campo de las ciencias del mar.

Jacques Piazzola dirige actualmente el Pôle MEDD (Mar, Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible) que constituye un agrupamiento interdisciplinario de diez laboratorios de investigación centrado en torno a las ciencias del mar, del medio ambiente y del desarrollo sostenible. La originalidad de esta estructura radica en su perímetro de acción que propone un enfoque transversal entre las ciencias llamadas "duras" o "exactas" (física, química, biología, matemáticas...) y las ciencias humanas y sociales (letras, economía, gestión, STAPS, derecho...).

Los objetivos del Pôle MEDD resuenan con los grandes desafíos científicos a los que se enfrenta la región mediterránea debido al cambio climático y al impacto antropogénico y sus consecuencias socioeconómicas. El Pôle implica a más de un centenar de docentes-investigadores y también tiene la vocación de fomentar asociaciones con las colectividades locales, cofinanciar y etiquetar proyectos de investigación interdisciplinarios en relación con las ciencias del mar y del desarrollo sostenible.

Erosión costera intensa a largo plazo en la playa de Eressos, Lesbos. La flecha muestra el mismo edificio en 1950 y 2013 ©DR

Foto de portada: llegada de una tormenta cerca del puerto de Fos-sur Mer © 22-med