Continent méditerranéen

Escuelas donde se crece fuera de los caminos convencionales

En Atenas, Belén y Marsella, pedagogías innovadoras reconectan a los niños con la naturaleza, la cultura y su ciudad. El bosque, la música y el encuentro se convierten en soportes de aprendizaje. Estas escuelas sin muros, atentas al entorno y a las realidades sociales, dibujan otra forma de aprender: arraigada en lo real, colectiva, orientada hacia el futuro. Una educación enraizada, creativa y reparadora.

Este artículo sobre la educación es un resumen de 3 artículos publicados en 22-med, que se pueden encontrar en los 11 idiomas utilizados en el sitio.

Los niños recuperan la esperanza gracias a la música: Monjed Jadou - Palestina
Una escuela que reconecta a los niños con la naturaleza: Kelly Fanarioti - Grecia
Con "Quartier École", los alumnos descubren los oficios de sus vecinos: Marie Le Marois - Francia

La escuela no siempre es un aula. En algunos rincones del Mediterráneo, se inventa en otros lugares: al pie de los pinos, en un centro cultural o en las calles de un barrio. Los docentes repiensan los espacios y los métodos de aprendizaje para devolver a los niños el gusto por descubrir, expresarse y crear vínculos.

En Grecia, la escuela de los pinos

En el bosque de Dionysos, los alumnos de la escuela infantil "Pefkites" comienzan su día recogiendo los frutos orgánicos que han plantado. Luego caminan entre los árboles, observan la forma de las ramas, escuchan el susurro del viento, cuentan los matices de verde. Al mediodía, almuerzan bajo los plátanos. "Construimos cabañas, trepamos a los árboles y nos reímos entre las hojas muertas", cuenta Manolis, de 5 años. Aquí no hay pupitres, sino arena, madera y agua. Y un fuego de castañas si la temporada lo permite.

Vasiliki Kampilakou, educadora, fundó esta escuela en 2005 tras un viaje a Suecia. "Quería un lugar para mi hija, un espacio donde pudiera moverse, respirar, crear." Aunque funciona bajo el Ministerio de Educación, el programa se aleja radicalmente de los estándares. Los paneles instalados en el bosque no dan instrucciones disciplinarias, sino poéticas: "Acuéstate, mira el cielo, ¿qué ves?"

Lejos de todo folclore, esta escuela desarrolla habilidades concretas: motricidad, ayuda mutua, expresión sensorial, orientación. "Los niños aprenden a cruzar arroyos, a resolver problemas juntos, a contar lo que viven. Se vuelven atentos al mundo." Kampilakou insiste: "No necesitan una tablet para explorar. El mundo real es lo suficientemente vasto."

En Belén, la escuela de los sonidos

"La música me ha enseñado a decir lo que siento, incluso cuando tengo miedo." Para Sarah Hwamdeh, de 11 años, los cantos tradicionales palestinos son más que un patrimonio: son raíces vivas. Asiste al centro Grass, un lugar donde 45 niños de 6 a 16 años toman clases de canto e instrumentos dos veces por semana.

Un alumno del centro cultural Ghirass toca el instrumento tradicional qanun © Ahmad Jubran

Creado por la Sociedad Árabe de Rehabilitación y apoyado por Musicians Without Borders, este programa combina formación musical y acompañamiento psicosocial. Cada niño pasa por una evaluación social. Luego, en grupos pequeños, aprende a tocar el oud, el violín o el qanun (especificar cómo son el oud y el qanun). Paralelamente, se llevan a cabo talleres dirigidos por trabajadoras sociales. Se habla de acoso, ira, soledad.

Adam Rahal, también de 11 años, confiesa: "Ahora soy más tranquilo. Sé hablar mejor con los demás. Y he descubierto que me gusta transmitir nuestras canciones a los niños más pequeños." Se siente útil, involucrado. "Hemos formado un grupo musical. El centro es nuestra segunda casa."

Abeer Sansour, musicista y profesora de canto, guía a los niños con benevolencia: "Trabajamos como una familia. Cuando un niño canta, cuenta su historia." Ella nota cambios visibles: comportamiento más tranquilo, aumento de la atención, curiosidad. El aprendizaje no busca la virtuosidad, sino la expresión personal.

Francia: aprender con los vecinos

En el barrio popular de Belle de Mai, en Marsella, los alumnos de la escuela Bernard Cadenat van a clase... en el podólogo, al cine o a la tienda de comestibles. Desde noviembre de 2023, el dispositivo "Quartier École", imaginado por la Fabrique du Nous, propone a tres clases piloto aprender fuera de las paredes. Médicos, comerciantes, jardineros, agentes de limpieza se convierten en maestros por un día.

Ese día, una decena de niños es recibida en el consultorio de podología vecino. Frente a ellos, Oscar, un esqueleto de plástico. La podóloga les habla de articulaciones, músculos, de las zonas del pie. "Es la planta del pie", dice una niña señalando la planta. Mathilde Adam, docente, responde: "Sí, y el hueco es el arco del pie." Isaac, alumno de CM2, muestra las costillas. Kemis se sorprende: "No sabía que había tantas." Terminan con una huella del pie en el podógrafo - un recuerdo para llevar a casa.

En este barrio marcado por la precariedad, "Quartier École" transforma la ciudad en un terreno de aprendizaje. Matemáticas e historia se descubren en otros lugares: en el cine Le Gyptis, los niños hablan sobre la Segunda Guerra Mundial - el edificio fue bombardeado en 1944 - y hacen cálculos de geometría alrededor de la pantalla. En el jardín del Convento Levat, una alumna rumana que hasta entonces había estado muy reservada se transforma: sabe cómo desmalezar y comparte su saber. "Ya no era la misma niña", recuerda Christelle Ribes, jefa de proyecto voluntaria.

Pronto irán a los Archivos municipales para aprender a leer un plano, descubrir manuscritos, iniciarse en la caligrafía. Luego a una tienda de comestibles asociativa, para hablar de gramos, kilos, y hacer cálculos en la caja.

Una escuela en conexión

Ya sea que en un bosque, al ritmo de la música o en la esquina del barrio, otra escuela es posible. Cura, conecta, revela. No niega las dificultades del mundo, sino que propone enfrentarlas con más presencia, cooperación, atención a lo vivo.

Estos proyectos educativos comparten una misma intuición: el aprendizaje no se limita a programas. También es una cuestión de lugares, relaciones, emociones. Una escuela que escucha, que acoge, que libera.

En Marsella, una decena de niños es recibida en el consultorio de podología vecino. Frente a ellos, Oscar, un esqueleto de plástico @ Marcelle

Foto de portada: En el bosque de Dionysos, los alumnos de la escuela infantil "Pefkites" descubren la naturaleza © DR

Indexación: Biblioteca de saberes mediterráneos

Escuelas donde se crece fuera de los caminos convencionales
Kelly Fanarioti – Monjed Jadou – Marie Le Marois
22-med
30 de julio de 2025
• En Dionysos, una escuela forestal reconecta a los niños con la naturaleza, el movimiento y la cooperación desde la educación infantil.
• En Belén, un programa musical repara las heridas de la guerra ayudando a los niños a recuperar confianza y expresión.
• En Marsella, el proyecto "Quartier École" transforma el barrio en un aula viva y valora los saberes cotidianos.
• Tres experiencias pedagógicas arraigadas en lo real, sensibles a las emociones, a los recorridos y a los entornos.
Vasiliki Kampilakou – Sarah Hwamdeh – Adam Rahal – Abeer Sansour – Fabian van Eijk – Isaac – Kemis – Kubra – Adam – Mohamed – Christelle Ribes – Mathilde Adam
Dionysos (Grecia) – Belén (Palestina) – Marsella (Francia)
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