Durante mucho tiempo ignorada, la biodiversidad urbana se impone hoy como un eje fundamental de adaptación al cambio climático y de mejora de la calidad de vida. En Marsella, científicos revelan la importancia de las mariposas, de los terrenos baldíos y de las plantas locales para repensar la ciudad de otra manera. Un modelo mediterráneo donde naturaleza y urbanismo pueden coexistir.
Este artículo es un resumen de 2 entrevistas entre científicos publicadas en 22-med en marzo de 2025. Un diálogo entre Justine Viros - Científica especialista en la transición ambiental y Magali Deschamps Cottin, docente-investigadora en Aix-Marseille Université, ecóloga y experta en ecología urbana. Se pueden encontrar en los 11 idiomas utilizados en el sitio.
Biodiversidad urbana: un eje indispensable para la transición ecológica de las ciudades #1 - #2
La biodiversidad en la ciudad a menudo se resume a algunas palomas o ratas. Sin embargo, una fauna y flora mucho más ricas resisten las limitaciones urbanas: fragmentación de hábitats, contaminación lumínica, gestión intensiva de espacios verdes. Los trabajos de la ecóloga Magali Deschamps Cottin, especialista en mariposas diurnas y dinámicas ecológicas en entornos antropizados, demuestran que especies valiosas continúan viviendo, e incluso desarrollándose, en los intersticios urbanos.
En Marsella, por ejemplo, una tesis realizada entre 2008 y 2011 registró mariposas mediterráneas incluso en los parques del centro de la ciudad. Pero esta biodiversidad disminuye a medida que nos alejamos de las zonas vegetadas ricas en plantas huésped. Las mariposas, como el pacha de dos colas, dependen de arbustos específicos para completar su ciclo de vida. Eliminar estas plantas es condenar a las especies que dependen de ellas.
Terrenos baldíos, jardines, techos: refugios a revalorizar
La buena noticia es que incluso en ciudades densas, existen ejes concretos. Los terrenos baldíos urbanos, durante mucho tiempo vistos como vacíos a rellenar, resultan ser reservorios de biodiversidad. Su vegetación espontánea atrae insectos y aves. Magali Deschamps Cottin aboga por su preservación, a través de proyectos de "reservas naturales urbanas".
Otro eje: los jardines privados, numerosos pero subutilizados. Menos corte de césped, más plantas locales y zonas herbáceas serían suficientes para crear una red de microhábitats favorables a los polinizadores. Finalmente, los muros y techos vegetales representan una vía prometedora, siempre que se elijan bien las especies y se considere el riego, especialmente en el clima mediterráneo.
Marsella a la cabeza: una ciudad laboratorio de lo vivo
Marseille, con sus limitaciones y su diversidad ecológica, se convierte en un terreno de experimentación. Un ejemplo emblemático: el techo vegetal de 5,000 m² sobre el reservorio de agua de Lacédémone, en el corazón del barrio Vauban. Seguida científicamente, esta instalación muestra que es posible conciliar infraestructura urbana y acogida de fauna.
Otro proyecto destacado: el Parque Urbano de las Mariposas, en el 14º distrito. Iniciado por el laboratorio LPED (Población-Medio Ambiente-Desarrollo), combina refugio para la biodiversidad y terreno de formación para agentes municipales. En una década, el número de especies de mariposas registradas allí se ha duplicado, pasando de 17 a 34. Una dinámica que la asociación del parque desea reproducir en otros lugares: Burdeos, Angers, Lille ya están en la lista.
Repensar la ciudad con y para el vivo
Pero integrar la naturaleza en la ciudad no puede limitarse a plantar algunos árboles. Se trata de concebir ecosistemas urbanos coherentes, resilientes, pensados para acoger especies locales a lo largo de su ciclo de vida. Esto supone una mejor coordinación entre los actores públicos, los urbanistas y los habitantes.
La biodiversidad no se decreta: se planifica, se gestiona, se transmite. La educación juega aquí un papel fundamental. Estudios recientes han mostrado que los niños conocen cada vez menos los nombres de las especies vegetales y animales. El vínculo con lo vivo se rompe. Para Magali Deschamps Cottin, es desde una edad temprana que se debe reconectar a los ciudadanos con su entorno natural.
Una oportunidad para las ciudades del mañana
Lejos de ser una limitación, la biodiversidad urbana es una oportunidad. Regula la temperatura, mejora la calidad del aire, contribuye a la salud mental y física de los habitantes. Las mariposas y las plantas que las alimentan son tan importantes como las infraestructuras. Integrar lo vivo es crear ciudades más sostenibles, más agradables, más humanas.
Siempre que se cambie la perspectiva, se escuche a los científicos y se asocien a todos los actores — investigadores, autoridades, ciudadanos — a esta transformación. Porque las ciudades del mañana no se construirán sin la naturaleza. Pero con ella, pueden lograr mucho.

Foto de portada: El jardín experimental en Argel, creado en 1832. Se considera uno de los jardines de ensayo y aclimatación más importantes del mundo ©Foto By Billel Bensalem / APP