En la aldea montañosa de Antia en la isla de Évia, durante casi 2,500 años, los habitantes se han comunicado entre sí utilizando un lenguaje silbado, conocido como « Sfiria ». Este modo de comunicación tan particular está en riesgo de desaparecer, ya que no hay jóvenes en la aldea y los pocos habitantes restantes, que son 25, son mayores y tienen dificultades para silbar debido a sus prótesis dentales. Sin embargo, un hombre intenta enseñarlo para preservarlo.
El mundo entero descubrió la Sfiria en 1967, a raíz de un accidente de avión que ocurrió en la región. Los habitantes del pueblo organizaron batidas para encontrar al piloto y, para comunicarse entre ellos, silbaban. Cada silbido corresponde a una letra del alfabeto y varios conjuntos crean frases completas. Este lenguaje permitió que las investigaciones avanzaran rápidamente, en una época en que los medios de comunicación en el terreno eran casi inexistentes. Los periodistas de agencias de prensa extranjeras que llegaron para cubrir este accidente escucharon por primera vez el lenguaje silbado y hablaron de él.
Practicar para poder silbar
Panagiotis Tzanavaras nació y creció en Antia, donde aprendió el lenguaje silbado a la edad de 12 años. Recuerda con nostalgia los años en que su aldea rebosaba vida y los habitantes se comunicaban entre sí a través de silbidos: « Hasta que fuimos a la escuela primaria, todos los niños del pueblo entendían y hablaban la Sfiria ». Explica que este modo de comunicación era utilizado particularmente por los pastores de la región que informaban a los otros habitantes, al otro lado del pueblo, sobre todo lo que sucedía. « En esa época, no había teléfonos móviles y la Sfiria era el único medio de comunicación de los aldeanos dispersos todo el día por las crestas y las laderas. Si alguien, por ejemplo, perdía su animal, avisaba a todo el pueblo silbando y la información circulaba en cuestión de segundos de un extremo de la montaña al otro. En otras circunstancias, habría tomado horas que uno informara al otro en caso de problema. »
Sin embargo, aprender la « Sfiria » no es una tarea fácil, ya que no hay teoría y todo lo que se requiere es práctica. « La otra dificultad radica en que los jóvenes han dejado Antia, por lo que no escuchan el idioma como nosotros lo escuchábamos cuando éramos niños. He notado en las clases que doy, que cuando pido a los alumnos que me digan una frase silbando, tienen dificultades. En cambio, cuando yo la silbo primero, es mucho más fácil para ellos reproducirla », subraya.
Transmitir su lengua
Panagiotis Tzanavaras vive ahora en Syros, la capital de las Cícladas. Allí, desde hace 25 años, se dedica a la difusión y preservación de la Sfiria. A través de visitas a escuelas en Grecia, intenta introducir a los jóvenes en los secretos del lenguaje silbado. ¡Y los resultados son alentadores!
« Muchos niños, pero también adultos, están interesados en aprender este idioma particular. Los niños, sobre todo, están encantados. Hace poco, visité escuelas primarias en Atenas, Larissa y Syros. Los alumnos hacían preguntas muy pertinentes sobre el lenguaje silbado y mostraron un gran deseo de aprenderlo. Es muy importante, porque así es como se preservará ».
Interés del mundo entero
En los últimos años, medios extranjeros como la BBC, France Télévision, la cadena japonesa Japan Voice, entre otros, han visitado la aldea montañosa de Évia para presentar la historia del lenguaje silbado y hablar con los pocos habitantes que permanecen en la región. Al mismo tiempo, equipos de investigación griegos y de varios países vienen a Antia para estudiarlo.
Por su parte, para dar a conocer la Sfiria, Panagiotis Tzanavaras participa en conferencias internacionales sobre lenguajes silbados, utilizados en al menos 70 comunidades alrededor del mundo. Su objetivo también es crear un centro de archivos, estudios y preservación de la Sfiria en el mismo corazón de su aldea natal, en la escuela de Antia, que ha estado abandonada durante muchos años por falta de alumnos en la región.
« Haré todo lo que esté en mi poder para que este idioma no desaparezca. Estoy seguro de que, si los jóvenes de la región toman conciencia, el lenguaje silbado renacerá », añade. En 2019, la Sfiria fue inscrita en el Registro nacional del patrimonio cultural inmaterial, pero aún no ha sido reconocida por la UNESCO. Un primer paso, sin embargo, que da esperanza.

Foto de portada: Panagiotis Tzanavaris se dedica a la difusión y preservación de la Sfiria ©Panagiotis Tzanavaris