Líbano ha estado en medio de una crisis multifacética durante varios años. La economía se está desplomando, el sistema bancario es casi inexistente y la política está paralizada. En este contexto desestabilizador, la investigación científica, que ya era frágil, se encuentra al borde del abismo. Investigadores y organismos de investigación se unen, buscan y a veces encuentran formas para continuar con sus estudios y trabajos.
Las instituciones de investigación libanesas, antaño pilares del conocimiento y la innovación, se encuentran actualmente amenazadas. La crisis de 2019 ha impactado severamente en la investigación científica. Los presupuestos asignados se han reducido hasta en 33 veces y la devaluación de la libra libanesa no ha ayudado en nada (1,500,000 libras equivalían a 900 euros antes de 2019, hoy son menos de 15). Aunque se ha observado una ligera recuperación en 2023-2024, con presupuestos alcanzando el 50-75% de su nivel anterior para las instituciones privadas, la situación sigue siendo crítica para los establecimientos públicos, que solo reciben el 10-20% de sus financiamientos anteriores.
Esta disminución de recursos ha provocado un éxodo masivo de investigadores. Se estima que entre el 15 y el 20% de los investigadores experimentados han abandonado el país, mientras que más del 50% de los jóvenes han optado por continuar sus carreras en el extranjero. Esta fuga de cerebros ha creado un vacío difícil de llenar, especialmente porque el mercado laboral en la investigación científica libanesa ya era limitado antes de la crisis, con menos de 20 instituciones activas en este campo.
Esto también ha tenido un impacto en las vocaciones científicas. Las jóvenes generaciones son cada vez menos propensas a considerar una carrera en la investigación, debido a la inestabilidad y a las limitadas perspectivas ofrecidas por este sector en Líbano. Los puestos dejados vacantes por los investigadores que se han ido rara vez se cubren, y muchos laboratorios han sido cerrados o funcionan con personal reducido.
El CNRSL, motor de resiliencia
A pesar de los numerosos desafíos, el Consejo Nacional de Investigación Científica de Líbano (CNRS-L) se reinventa como un pilar de resiliencia para la investigación científica libanesa. Desde 2022, bajo la dirección de Tamara el-Zein, su nueva secretaria general, el CNRS-L redefine su misión para adaptarse a las crisis actuales. "La prioridad es gestionar esta crisis con el menor daño posible", explica, destacando que el trabajo del CNRS-L ahora se basa en tres ejes estratégicos: financiamiento, valorización de la investigación existente y colaboración con el sector privado.
En cuanto a financiamiento, Tamara el-Zein reconoce que "se deben tomar decisiones difíciles". "Ya no podemos financiar toda la investigación", dice. "Debemos ser selectivos, ya que es imperativo mantener un cierto ritmo en la investigación. Estancarse significa retroceder." Por primera vez desde su creación en 1962, el CNRS-L define las prioridades científicas a través de un proceso colaborativo que involucra a los tomadores de decisiones de las grandes instituciones estatales (ministerios, etc.) para evaluar sus necesidades científicas actuales y futuras. A través de estas consultas, busca financiar proyectos que aborden los desafíos nacionales y alentar a los tomadores de decisiones políticas a utilizar su experiencia en la planificación y toma de decisiones en políticas públicas. Es a la luz de estos resultados que el CNRS-L lanza el Programme de Subventions de Recherche para universidades y centros de investigación para 2024.

Para que la investigación sea valorada, la secretaria general destaca la importancia de ir más allá de la aplicación industrial y "expandir la transformación de esta investigación en conocimiento que serviría para la elaboración de políticas públicas", agregando que la interdisciplinariedad es crucial para enfrentar los desafíos nacionales. Ella recuerda que "los países que han basado sus políticas públicas en la investigación científica son aquellos que mejor han gestionado las crisis."
Finalmente, Tamara el-Zein destaca la necesidad de estructurar nichos de excelencia y crear puentes entre los sectores económicos, académicos y los ciudadanos. "Estos puentes son escasos en Líbano, y solo podemos constatar los daños que esto ocasiona en el país en todos los niveles", observa. También hace hincapié en la responsabilidad de rendir cuentas a los ciudadanos, cuyos impuestos financian en parte la investigación. "Deberíamos poder mostrarles los frutos de esta investigación," explica.
Las universidades privadas, catalizadores de innovación
Por su parte, las universidades privadas del país, como la Universidad Saint-Joseph (USJ) y la Universidad Libano-Americana (LAU), muestran una notable resiliencia al mantener y desarrollar su investigación científica. Estas instituciones, conscientes de su papel crucial en la sociedad libanesa, han sabido adaptar sus estrategias para seguir formando a los investigadores del mañana y contribuir activamente a la reconstrucción del país.
En la USJ, la prioridad es crear un entorno propicio para la investigación a pesar de los desafíos financieros. "Hemos podido liberar un presupuesto considerable de nuestro propio presupuesto para financiar proyectos de investigación, pero también becas de doctorado", explica Richard Maroun, vice-rector de investigación. La universidad se basa en financiamientos internacionales, especialmente los de la Comisión Europea, la Agencia Francesa de Desarrollo y la Agencia Universitaria de la Francofonía, para seguir equipando sus laboratorios con tecnologías de punta y ofrecer acceso a recursos bibliográficos indispensables para los profesores investigadores. Al mismo tiempo, la USJ trabaja en fortalecer el compromiso de los estudiantes en los programas de investigación. Se ha presentado un plan trienal para 2024-2026, con el objetivo de apoyar a los investigadores e indexar las revistas de la universidad para una mejor visibilidad internacional.
Los desafíos económicos no son los únicos obstáculos. Nancy Fayad, profesora asistente de genómica microbiana en la LAU, ha visto su carrera moldeada por las crisis sucesivas. En 2019, las manifestaciones en Líbano le impidieron acceder a su laboratorio para continuar su tesis. En 2020, el confinamiento en Bélgica, debido a la pandemia de COVID-19, una vez más bloqueó su trabajo en el laboratorio. Sin embargo, logró recuperarse centrándose en la bioinformática, lo que le permitió publicar un artículo científico adicional. "La investigación en Líbano sufre una doble crisis: la internacional por la falta de financiamiento para la investigación básica y la crisis económica y financiera local", observa. Para apoyar a sus investigadores, la LAU estableció un fondo de emergencia que garantiza un mínimo de actividad en sus laboratorios. Una solución que permite mantener las condiciones necesarias para atraer financiamiento externo vital.
Una comunidad científica unida y resiliente
Para superar estas dificultades, están surgiendo iniciativas colaborativas respaldadas por asociaciones, fundaciones y redes de investigadores que unen sus recursos y conocimientos. Estos esfuerzos incluyen el establecimiento de programas de mentoría, con el objetivo de acompañar y desarrollar jóvenes talentos en este entorno difícil.
Para destacar y apoyar los logros de los investigadores libaneses, el Consejo Nacional de Investigación Científica relanza su Premio anual de excelencia científica. Este prestigioso premio se otorgará en cuatro áreas fundamentales: ciencias básicas e ingeniería, ciencias médicas y biológicas y salud pública, ciencias agrícolas y ambientales, y ciencias humanas y sociales. Además de estos reconocimientos, se otorgará un "Premio a la trayectoria científica" a los investigadores experimentados que hayan realizado contribuciones importantes a la investigación.
Estos premios tienen como objetivo no solo honrar a estos investigadores, sino también fomentar una investigación de calidad, relevante y orientada a las necesidades del país. Estas iniciativas, junto con una fuerte colaboración y un mentorazgo estructurado, son esenciales para garantizar la sostenibilidad y el desarrollo de la investigación científica en Líbano, incluso en tiempos de crisis.
