Roma es una de las nueve ciudades amenazadas por el sobreturismo en el mundo, según el estudio Destination 2030 del Consejo Mundial de Viajes y Turismo. El objetivo de Roma Slow Tour es precisamente promover formas de turismo más suaves y una manera de viajar más responsable.
Según la Unwto, la agencia de las Naciones Unidas para el turismo, el sobreturismo ocurre cuando el impacto es tal en un destino que afecta negativamente la calidad de vida de los ciudadanos y las experiencias de los visitantes. Gabriella Massa, de 40 años y presidenta de la asociación Roma Slow Tour, destaca las repercusiones en el territorio y los residentes: "El turismo de masas consume los territorios y conlleva consecuencias sociales, económicas y medioambientales. Por ejemplo, el aumento de los alquileres, debido a la popularidad de Airbnb y alquileres vacacionales, aleja a los residentes de sus zonas de origen". De hecho, los turistas a menudo utilizan infraestructuras y servicios diseñados para los habitantes, pero cuando su capacidad se ve superada, las necesidades de los turistas prevalecen sobre las de los residentes, que se ven obligados a utilizar servicios destinados a los visitantes. Además, la congestión del tráfico, la superpoblación de la ciudad y la gestión de residuos se convierten en problemas cada vez más urgentes, que pueden desencadenar conflictos sociales entre los turistas y la población local.

Conectarse con las historias de los barrios
Visitar los museos y exposiciones de arte clásico a toda prisa, dar paseos en botticelle, los coches de caballos turísticos tirados por caballos en Roma... A este modelo de turismo frenético "mordi e fuggi" se opone la visión de un turismo más lento que valora las comunidades locales.

Hace veinte años, Gabriella Massa fundó Roma Slow Tour: "La asociación tenía y todavía tiene como objetivo organizar circuitos turísticos diferentes. Mi idea era no ofrecer el Coliseo, el Vaticano y las rutas clásicas. Sino algo menos conocido precisamente porque, en mi opinión, los lugares se vuelven menos auténticos cuando se vuelven demasiado turísticos. El centro histórico de Roma es un ejemplo claro". Los itinerarios que concibo ofrecen una experiencia única al mezclar el arte urbano del barrio, la cultura cinematográfica y rutas de arqueología industrial.
Esta aproximación también atrae a muchos residentes. "Los participantes no son solo turistas, sino que también atraen a muchos romanos que tienen el deseo de conocer mejor la ciudad en la que viven. Cuando hice mi primer recorrido con Roma Slow Tour, fue en Ostiense, el barrio donde vivo. Acababa de mudarme a Roma y estaba buscando una forma de familiarizarme con la ciudad", cuenta Laura, de 48 años. Originaria de Palermo, ha convertido los slow tours en una verdadera herramienta de descubrimiento de la ciudad, participando en más de 80 circuitos a lo largo de los años.
Reconstruye el rompecabezas de la ciudad
"Gracias a Roma Slow Tour, comencé a entender la ciudad, sus habitantes, la historia de los planes reguladores de urbanismo, la relación entre el poder y el pueblo", explica Laura. Por ejemplo, ella cuenta: "Durante una visita, descubrí que el barrio Garbatella fue una especie de experimento de vivienda social. Antes, caminaba, miraba a mi alrededor, pero no entendía realmente lo que me rodeaba".
Con la multiplicación de visitas a diferentes partes de la ciudad, Laura siente que se enriquece con estas experiencias y va reconstruyendo un rompecabezas de la ciudad, conectando la historia de barrios muy distantes y diferentes a través de elementos como la arquitectura y la construcción. "A medida que avanzaba, lograba captar nuevos elementos de la ciudad y comprendía que existía un plan maestro: estos barrios estaban construidos para los obreros, aquellos para la burguesía media romana. Comprendía que la visión social que prevalecía desde finales del siglo XIX hasta principios del siglo XX no era la misma que se había desarrollado en la construcción de los edificios Alveare en Testaccio: edificios monobloques, todos idénticos, con una cierta superficie cuadrada donde se comienza a optimizar los espacios. Arquitecturas donde se percibe la idea del negocio, por lo tanto, ya no se piensa en integrar socialmente a las personas que vienen de fuera y no tienen vivienda, sino que se comienza a pensar en términos de lucro y se comienza a construir de manera diferente" - observa Laura.
"Creo que el turismo de masas siempre existirá y está en constante aumento, ya que nuevas poblaciones acceden al bienestar económico y desean viajar a su vez", declara Gabriella. "Estos miles de millones de turistas futuros ya no pueden ser recibidos en destinos clásicos". Según una encuesta de 2022 realizada por Booking.com, el 64% de las personas encuestadas afirmaron que estarían dispuestas a evitar los lugares turísticos abarrotados para garantizar una redistribución más equitativa del impacto de su viaje, y el 25% estaría dispuesto a pagar más por actividades que apoyen a las comunidades locales. Sin embargo, el 34% no sabe cómo encontrar actividades con un impacto positivo. "Uno de los problemas de Roma es que actúa como un catalizador en el Lazio. La región de Lazio está llena de pueblos y rutas naturales, pero se observa que la gran mayoría de las visitas se concentra completamente en Roma". Gabriella concluye: "La idea de sostenibilidad, incluida la ambiental, para un turismo lento consiste precisamente en redistribuir a los turistas en el territorio, para que un barrio o una zona específica de la ciudad no sufra de una presencia humana excesiva".
